Siento que me he extralimitado un poco al poner el titular de la reseña de hoy. Os quiero hablar de la ópera prima de Mario Aráez, el poemario Muerte súbita interrumpida y este está catalogado como un libro que versa sobre la ansiedad. Yo, sin embargo, he utilizado otros dos términos: duelo y salud mental

La propuesta de un poemario sobre ansiedad ya me atraía bastante. Como bien dice el autor, es la pandemia de nuestra sociedad actual. Y el título también se explica por esta afección, pues los síntomas de la ansiedad parecen una pequeña muerte súbita a la que Mario Aráez añade la interrupción, pues no dura para siempre, aunque parezca que siempre está ahí.

Con esta idea en mente, tan inquietante y reconfortante a la vez, comencé a leer sus poesías... y me encontré con una primera página muy potente. El primer poema se titula No sirve de nada y recomiendo encarecidamente a todo el mundo leerlo. Nos coloca un espejo ante nosotros para comenzar este recorrido. La obra parece bastante autobiográfica, pero puede ser, realmente, la biografía de cualquier de nosotros. Las emociones o ausencia de ellas que aquí se narran forman parte del entramado del ser humano y en algún momento las vamos a sufrir.  Además, Muerte súbita interrumpida también es muy subrayable. Quédate con sus frases, con sus versos.


«Si Dios existe y marca el día de mi muerte, 

Dios no me acompaña, Dios es mi enemigo».


He apelado al duelo y a la salud mental porque aunque ambas cosas pueden englobar a la ansiedad, creo que la ansiedad como concepto se queda corto para hablar de estos otros temas que en Muerte súbita interrumpida sí se habla. He visto mucho dolor por la pérdida de un ser querido entre sus páginas, cómo te tropiezas una y otra vez con lo mismo, cómo te levantas, cómo te vuelves a tropezar. 

También hay un gran bagaje. Este humilde escritor no es cualquiera. Mario Aráez ha leído mucho. Ha vivido mucho. Ha escrito mucho. Y quizás ahora publica esto, pero no creo que su camino haya comenzado solo aquí. La poesía no es mi género por excelencia, quizás por eso sé reconocer a un buen poeta. Solo un buen poeta me engancha (aunque tal vez mi mal solo sea incultura poética). Y estoy segura de que Mario ni si quiera se considera poeta porque al igual que la ansiedad es un concepto demasiado corto para englobar todo lo que se cuece en este poemario, la poesía también es un vehículo pequeño para trasladar todo lo que Aráez tiene que contarnos. Tras leer Muerte súbita interrumpida se advierte que la historia continuará y no sabemos en qué forma. Pero el talento, ya se sabe, tiende a la expansión. 


«Y necesito volver como volvió el invierno».


Hay sufrimiento, pero también hay amor. Para dolernos, al final, debe existir un atisbo de amor. Y me ha gustado descubrir algún que otro poema en donde el autor se convierte en amante. Aunque da igual los materiales que utilice, los versos que construye son impresionantes


«Ando comprendiendo
lo que significa esto.
El amor como bandera
y el beso como sustento».

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Pero vuelvo al duelo. O más bien a la muerte. Ella tiene un lugar en el título por alguna razón. La poesía de Aráez te hace conversar con esta vieja compañera que algún día te vendrá a buscar. Para mí ella es la protagonista (siento reinterpretar tu poemario, Mario). Te conecta con ese temor primigenio, privado, secreto, guardado bajo llave: morir. Piensas en cómo serían ciertas despedidas. O en cómo han sido.


Y por todo ello, Muerte súbita interrumpida de Mario Aráez es el mejor poemario que he leído en mucho tiempo. Del mejor escritor que he descubierto en estos últimos meses. Y del que me atrevo a decir que sí, que habla de ansiedad. Que sí, que sobre todo habla del duelo y de la muerte. Pero que el mensaje que lanza hace mucho, mucho, por poner atención sobre nuestra salud mental.