No sé por dónde comenzar a hablar de Amar más allá de la monogamia de Lídia Manot porque ha sido una de las mejores lecturas que han caído en mis manos en lo que va de año. Me ha resultado tan útil y con tantísimo valor que desgranarlo y hacerle un fiel retrato va a ser muy difícil.
Amar más allá de la monogamia pretende hacernos, sobre todo, pensar. Manot no es una autora autoritaria, ni mucho ni menos, sino abierta a debate, que expone con muchísimo respeto su punto de vista a la vez que nos pide que lo cuestionemos todo, también, su punto de vista. Es por eso que me he sentido muy cerca de este libro. Y he descubierto que desde mi visión, predominantemente hetero y monogámica, estoy de acuerdo con ella en el 90% de las cosas.
Pero comencemos por el principio, que es algo que me gusta mucho decir en las reseñas y que me ayuda a organizar el contenido de mi cabeza.
¿Quién es Lídia Manot? Lídia es ilustradora y divulgadora especializada en lo que se conoce como No-Monogamia Ética y Relaciones Libres. Términos que seguramente sean nuevos para nosotros. El último puede sonarnos algo más, pero eso de No-Monogamia Ética suena a chino. También es creadora del proyecto Open Mandarina y otras muchas cosas más. Ahora bien, ¿qué tiene que ver la fruta con las relaciones interpersonales? Supongo que nos hemos obsesionado demasiado con eso de la media naranja y alguien tiene que venir a explicárnoslo.
Para mí, Amar más allá de la monogamia se resumen en una sola frase: Conocer nuestras propias contradicciones. Creo que sufrimos mucho, mental y emocionalmente y a medida que la sociedad se vuelve más moderna, este sufrimiento aumenta. Desde mi punto de vista, esto se debe a que cada vez las contradicciones tienen más espacio para desarrollarse, pues antes estaban, seguramente, vetadas. Pero ahora tienen mucha más cancha para aparecer y, sin embargo, de nada sirve tener espacio si no saben cómo ocupar dicho espacio. Al final, el hueco que nos queda para amueblar con nuestras contradicciones la vida está construido con paredes condicionadas por los postulados sociales que se vienen dando desde siempre.
(A veces, leo libros con personajes que tienen contradicciones muy guapas, incluso fuera de lo heteronormativo, como en Christopher, el chico del metro, que se podrían solucionar si se repensase la monogamia).
De esto va el libro de Lídia Manot. Y para ilustrarlo nos cuenta su propia historia. Cómo estaba enamorada de la idea del amor y cómo pensaba que nunca saldría de esa incomodidad que sentía con el modelo relacional típico en nuestra sociedad (este modelo está en todas partes, en nuestro cine, en nuestra literatura -y nos gusta-.). Esto parte de la premisa, según nos cuenta en Amar más allá de la monogamia, de que amor verdadero solo existe uno. Personalmente, me he rebelado muchas veces hacia esta idea, porque creo que hay amores que pueden coexistir. Y hay un adjetivo que define a las palabras de Manot: valiente. Lo que narra en estas páginas me parece muy valiente.
Todo es tan sensato en este libro... Analiza a nuestra sociedad como una sociedad cada vez más líquida, como el concepto de amor líquido de Bauman. Es decir, cada vez sentimos que hay menos compromiso, que todo es más fugaz, menos sólido, en las relaciones y en la vida. Ya leí sobre cómo el sistema de cuidados cada vez peligra más en Estilos amorosos de Félix López Sánchez. Así que, en palabras de Manot, ¿puede que basar las relaciones en la idea de seguridad haya quedado obsoleto?
Mi parte favorita es la deconstrucción, en general, que propone la autora. Por un lado, deconstruir todas esas ideas de amor romántico que tenemos y de modelos relacionales y, por otro, deconstruirnos a nosotros mismos, que también tenemos tela marinera. ¿Por qué? Porque como muy bien explica, de lo contrario, pasaremos del amor romántico (y dramático) al poliamor romántico (y dramático). En vez de tener dramazos con una pareja, lo tendremos con tres. Grosso modo. Si quieres algo más concreto, lee el libro, porque cada vez que toca el tema de repensar nuestras ideas, valores,... es precioso.
Amar más allá de la monogamia de Lídia Manot, además, ha conseguido que saque mis propias ideas. O preguntas. Por ejemplo, pienso que a veces se llega a amar sin haberse enamorado antes. Pienso, en verdad, que tenemos tantos momentos vitales y conocemos a personas tan diferentes entre sí que, en cada etapa de nuestra vida, en cada circunstancia y con cada persona, podemos sentir y relacionarnos de una manera distinta y que si entendiésemos esto, sin culparnos, sin juzgarnos, viviríamos más tranquilos. A nivel teórico, creo que estoy cerca de lo que Manot me ha contado en el libro acerca de la Anarquía Relacional. Ojo, ya que tocamos el tema, al glosario de términos tan magnífico que desarrolla en el libro en donde nos explica un montón de modelos relacionales que te habilitan para cualquier circunstancia de la vida, ¿eh? Asexualidad, poliamor no jerárquico, metamores... sigue tú.
También hay, para nuestro goce y disfrute, partes prácticas. Espacios para que respondas a las preguntas que Manot te hace y que te ayuden a pensar en tus propios esquemas mentales. Vamos, que es un librazo de los pies a la cabeza.
Amar más allá de la monogamia de Lídia Manot tiene un valor incalculable para aquellos a los modelos tradicionales de relación se les han quedado pequeños, porque les ayudará a transitar por estos parajes con consciencia y ética, pero también para todos los que queramos entendernos a nosotros, a nuestras parejas, a nuestro mundo. Porque el mundo crece y se expande, continuamente y, como dije al inicio, las contradicciones, también. Con lecturas como la de Manot podemos dejar de llamar a esto contradicción y comenzar a ordenarlo, hasta que los lugares que habitemos queden preciosos, libres, empáticos y felices. Porque esos lugares somos nosotros.
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