Cuando hablamos de luz, probablemente nos venga a la mente la bombilla encendida de la lámpara del salón y la factura consiguiente que nos va a llegar porque estamos en un momento tenso de nuestra relación con las eléctricas. Sin embargo, Protege tu luz nos propone algo que no tiene nada que ver con un interruptor, aunque si profundizamos en ello, puede que también llegásemos a conocer el nuestro interno.
George Lizos es un maestro espiritual y sanador intuitivo que busca un cambio positivo en este nuestro mundo. Con este libro, trata un tema bastante abstracto y, sin embargo, muy real: nuestra propia energía. A estas alturas, seamos más o menos espirituales, no podemos negar que todo se compone de energía. La materia es energía. También somos muy conscientes de que a veces nos sentimos totalmente agotados aunque no hayamos hecho ningún esfuerzo físico. Otras, nos desbordamos. De hecho, desde hace muchos meses pienso que la ansiedad es una forma de energía descontrolada. Protegemos tantas cosas que por qué no íbamos a proteger nuestra propia luz. Si cerramos con llave nuestra casa, algún sistema de seguridad debe haber también en nuestro cuerpo.
En Protege tu luz se habla de la protección energética y parte de la premisa de que cada lugar que has visitado, cada persona que has conocido y cada objeto con el que has interactuado han dejado en ti una huella energética que ha definido la persona que eres ahora. Esto da un poco de yuyu porque seguro que el 50% de las energías con las que nos relacionamos no son buenas, pero no debemos entrar en paranoia. Solo tomar consciencia y, si vibramos con esta idea, explorarla y cuidarnos de tratar con las mejores energías posibles, así como limpiarnos de las malas. Y he aquí la lectura perfecta para ello.
Fijaos en algunos síntomas que Lizos destacada como comunes ante un posible ataque energético:
- Sensación de fatiga y agotamiento.
- Insomnio y pesadillas.
- Hipersensibilidad más allá de lo habitual.
- Sensación de vacío y desánimo.
- Falta de interés en la vida cotidiana.
- Experimentar cambios bruscos de humor y comportamiento.
- Sufrir estados repentinos de ansiedad y depresión sin motivo.
- Mostrar un comportamiento adictivo y obsesivo.
- Padecer una larga serie de dolencias sin que los tratamientos surtan efecto.
- Cometer una serie de errores inesperados, hacer las cosas mal, tener mala suerte y ser proclive a sufrir accidentes.
- Miedo a estar solo.
- Miedo a que los demás te causen algún mal.
- Ser incapaz de relajarse y estar siempre con el alma en vilo.
¿Alguno?
Yo podría marcar unos cuantos.
Pero antes de entrar en materia, en Protege tu luz, George Lizos nos habla de los tipos de ataduras energéticas que existen. Nos ayuda a diferenciar entre, por ejemplo, ataque psíquico, maldiciones, contratos kármicos o ataduras psíquicas, entre otras. Esto me parece súper interesante porque hay un batiburrillo de temas que se confunden entre sí y que nos asustan, por ser ajenos a nosotros. De hecho, a mí todo esto me lleva a la santería, que es en el ámbito en donde más he escuchado usar estos conceptos gracias a escritores como Alfredo García y libros como Mi vida con los muertos.
Y ya entrando en materia, podemos decir que Protege tu luz es muy, muy práctico. Tras una breve exposición de términos, el autor nos propone su método de trabajo, en varios pasos que contemplan algunas meditaciones previas importantes para centrarse y enraizarse y para conectar. Quiero parar aquí porque personalmente esto me habla de la sabiduría del libro. He leído muchísimas lecturas espirituales y llevo muchos años metida (si es que esto es una metedura de lo que sea (;) en corrientes que miran hacia el interior y sé que cuando un maestro te pone las pilas y te advierte de la importancia de tener los pies de la tierra antes de subir al cielo, es un buen maestro. En una muy mala época elegida de mi vida (porque no estaba centrada) comencé un curso de Registros Akhásicos y constantemente tenía problemas con el enraizamiento. Siempre he sido muy de irme a las nubes y eso hace que tenga una gran capacidad de imaginar y soñar y vagar y sentir y flotar, pero pierdo la gran nutrición que supone estar firme sobre el suelo que pisas. Protege tu luz de George Lizos sabe perfectamente que este es un paso necesario y que si no lo das, todo lo que hagas después, por muy guays que puedan parecer los ejercicios, seguramente no sirvan de nada.
Luego, los ejercicios. Para todos los gustos. Más sencillos o más complejos, pero muy fáciles de adaptar al tipo de energía de la que nos queremos proteger, al tipo de limpieza que queremos hacer y al tiempo que tenemos o estilo de vida que llevamos. Mis preferidos han sido los ejercicios con los elementales. Hay una gran variedad, ocupan más de la mitad del libro y sirven tanto de limpieza como de protección. En mi caso los usaré más para darme una duchita espiritual y eliminar cositas feas energéticas que para proteger, porque, como también nos dice muy sabiamente George Lizos, la mejor protección somos nosotros mismos, nuestros pensamientos llenos de luz y nuestra capacidad con estar alineados con nosotros mismos. De poco debemos preocuparnos si conseguimos este estado (bastante difícil, por cierto -yo estoy lejos, pero no pierdo la esperanza-) de comunión con nosotros.
Protege tu luz de George Lizos es un libro innovador, nuevamente de la editorial de referencia Sirio, con muchísima parte práctica y con un tema que está a la orden del día: las energías que nos rodean, con las que convivimos, que emitimos, que nos envían y que, a veces, hasta nos enferman. Una lectura para tomar conciencia de otro tipo de autocuidado y seguir explorando este misterioso mundo en el que vivimos.
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