Los escritores sueñan con encontrar un contrato editorial con alguna de las editoriales que les acompañaron en tantas y tantas noches de lectura antes de convertirse en escritores, pero si existe un segundo gran sueño, es el de aparecer en la gran pantalla que también les acompañó en tantos y tantos momentos de vida. Conseguir una adaptación audiovisual de una novela es un premio con el que solo algunos pueden soñar y mi querida Marta Santés se ha acercado a él en estos últimos meses.
Hay una frase que me gusta mucho de Marta que dice que quiere mucho a las personas que la quieren. Lo entiendo como una entrega incondicional hacia quienes caminan a su lado. Y puedo dar fe de ello. Marta y yo nos conocimos porque, en el vasto universo, hay cometas que están destinados a colisionar. Nos entendemos bien. Nos ilusionamos mucho. Remamos en la misma dirección. Y, aunque parece que te estoy hablando de una historia romántica, dejaré que esas solo aparezcan en sus libros, pues ella es escritora de romance y yo tengo el placer de ser su agente literaria.
Marta Santés no lo sabe, pero hace muchos años devoré una de sus primeras novelas durante un periplo vacacional en verano sin saber que la vida me pondría en un cruce de caminos con aquella joven escritora. Ahora, quiero presentártela como mi autora representada. Para ello, te contaré que Marta Santés es licenciada en magisterio infantil y ha publicado tres novelas por el momento. La segunda, Retrato de una piel desnuda, fue ganadora del VII Premio Titania de novela romántica y en ella expone la experiencia de un chico trans y su desgarradora historia de amor. La última obra publicada es Recuérdame, Alice y está seleccionada por Rodando páginas para que diversos productores estudien la posibilidad de llevarla a la pantalla.
No estamos nerviosas. Repito: No estamos nerviosas. El pitching es el 7 de junio, pero no, digo sí, bastante, muy mucho, estamos nerviosas.
¿Qué pinta un agente literario en todo esto? Además de cargarse la manicura mientras se muerde las uñas el día del pitching, apostar fuerte por la obra junto a Esther Sanz, editora de Titania, y Marta Santés, autora, para defender Recuérdame, Alice ante su posible adaptación audiovisual.
Siempre he creído que hay dos momentos vitales que nos tocan la fibra sensible: la infancia y la vejez. Tanto si leemos una historia como si vemos una película o una serie sobre ello, algo se nos remueve por dentro. El principio y el fin, ¿no? Lo que fue y lo que será (o lo que está siendo). Es por ello que Recuérdame, Alice, con su protagonista intentando recordar su historia de amor a los 65 años, a través de los videos que Mario le enseña, nos va a atravesar el pecho como lo hicieron otras grandes como El diario de Noah. Además, queremos escritores que normalicen los personajes del colectivo LGTBI, que se arriesguen en sus argumentos y que no dejen de hacer literatura bonita, accesible para todos, que trate temas universales como el amor.
Estoy muy contenta y muy feliz porque una de las citas más importantes de la industria audiovisual y editorial, Rodando páginas, promovida por la Asociación Madrileña del Audiovisual, haya seleccionado Recuérdame, Alice de Marta Santés, publicado por Titania, como posible candidata para ser adaptada a la pantalla. Esta historia se lo merece todo.
¿Qué hace una agente literaria en todo esto, entonces? Creer. Por supuesto. Sobre todo, creer.
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