Dice la RAE que algo disruptivo es aquello que produce una interrupción súbita. Catalogar una novela con este adjetivo puede llegar a ser ambiguo porque el objeto que interrumpe no está ni presente ni definido, aunque sí en mi caso. Para mí, Preámbulo del universo de Alberto Pino rompe de manera tajante no solo con algunas estructuras literarias convencionales, sino también con otro tipo de andamios más enrevesados: los mentales. Si me acompañas, te diré por qué encontrarte con tu doble más anciano no debe ser un motivo de aprensión y cómo las realidades invisibles que no percibimos pueden influir en nuestro mundo. Todo ello, derivado de la lectura de esta obra.
Preámbulo del universo de Alberto Pino no es un ensayo ni un manual filosófico disfrazado de historia. Es realmente una novela de ficción. Aunque puedo asegurar a ciencia cierta que el autor ha usado este libro para explorar aquellas cuestiones existenciales que más le interesaban en el momento en que comenzó a escribir, el exótico argumento es más fuerte que el mensaje del libro, si es que lo hay. Quizás porque soy seguidora de series como Dark o de películas como Interestelar, he encontrado una historia con mucho empaque a caballo entre la fantasía, la ciencia ficción (con toques pulp al estilo de la definición de Savater «literatura que hace poco hincapié en los resortes que la mueven dando prioridad al qué y al cómo sobre el porqué») y hasta el realismo mágico con influencias de autores como Allan Moore (un autor de esos que tienes que leer con bolígrafo en mano para apuntar todos los guiños y referencias que te va dejando en sus novelas) o uno más antiguo, Platón (el mito de la caverna nos serviría como buena referencia de Preámbulo del universo).
Contextualizar la novela es bastante difícil. En uno de los capítulos, uno de los personajes hace la siguiente afirmación: «¿Qué es real, Luar? Nos lo preguntamos como si la realidad que vivimos cada uno fuese con certeza la misma que la del resto». Con Preámbulo del universo esta frase toma sentido porque siento que lo que sé del libro es algo muy personal que será, por tanto, totalmente diferente a lo de otro lector. Este mismo personaje continúa más adelante: «Una vez que hemos vivido un momento, jamás podremos recuperarlo en la misma forma». Así pues, lo que te cuente ahora no se acerca ni una milésima parte a lo que viví cuando leía el libro. Creo que esta experiencia propia solo nos pertenece a cada uno.
Teóricamente, nos encontramos ante una personaje principal, Aurora, que se encuentra con la versión anciana de sí misma en un escenario totalmente neutral emocional y contextualmente. ¿A qué me refiero exactamente con neutral? A que la joven Aurora no se sorprende demasiado ante la copia de sí misma envejecida ni el ambiente nos alerta de que estemos en algún tipo de realidad alternativa o fantasiosa. En un parque, sentada en un banco, como si nuestros yos futuros tuviesen la costumbre de sentarse ahí a echar de comer a las palomas por las mañanas de forma natural, Aurora conecta y acepta su destino en la obra. Supongo que en este punto uno se pone en guardia y puede tomar dos actitudes: sorprenderse ante el extraño camino que puede tomar el argumento o despreciarlo. Por alguna razón, el lector toma la primera opción, porque dentro de ese planteamiento casi cinematográfico que nos ofrece Alberto Pino, hay algo más que queremos descubrir, una especie de velo, integrado en Aurora, que queremos traspasar.
Pronto comienzan a desfilar por Preámbulo del universo muchos personajes más. Como en la vida misma, cosa que aprendí hace ya algunos años, algunos de estos personajes llegarán hasta el final con nosotros y otros servirán a un fin en un momento muy concreto. Quizás aquí esté el mayor rompecabezas para el lector, aceptar la intervención de cada uno en la historia tal cual es sin requerirles más protagonismo del que tienen y, sobre todo, sin buscarles en el futuro o en el pasado de una novela que no tiene ni futuro ni pasado. Preámbulo en el universo, si fuese necesario contextualizarlo temporalmente, estaría en una especie de limbo. Cada personaje aparece en un capítulo diferenciado (aunque algunos van convergiendo a partir de la mitad del libro) y son como relatos independientes unidos por un único nexo en común: alguien les está arrebatando sus poderes y dejando una huella dactilar sobre sus labios. Se tratan, junto con Aurora, de seres sensibles a otras realidades, cuyos dones no tienen una explicación dentro de la historia, pero sí cierto mensaje. Cada personaje bien podría ser una parte de nosotros mismos y, desde luego, el pequeño o gran escenario que les toca vivir en la obra, es tan interesante como la novela misma. Aquí la imaginación de Alberto Pino se desborda y hace alarde de su propio don: explorar la naturaleza humana desde un aspecto material y espiritual.
Aparentemente, ninguna pieza conecta del todo. En Preámbulo del universo encontramos realidades alternativas, líneas temporales alteradas, tótems (como en la película de Origen) que nos anclan con la realidad, seres corrompidos por el poder y un mundo en constante movimiento que se dirige hacia la autodestrucción. Todo ello atravesado por las historias de distintos personajes con habilidades especiales que son perseguidos y asesinados por el mismo enemigo. Hay cierto azar en la novela que a mí me gusta mucho. Una aleatoriedad en donde entra la imaginación del propio lector. Tan acostumbrada estoy a que me lo den todo migado y explicado en los libros que encontrar un poco de desorden de vez en cuando me agrada, me saca de la rutina literaria. Claro que aquí para gustos los colores, a mí las puertas abiertas que no conducen a nada me conectan con mi propia incomprensión, como si Preámbulo del universo fuera un koan, pero habrá lectores que esto les parezca una broma del mal gusto por parte de Alberto Pino, pues ¿en dónde se hallan las respuestas cuando no las hay?
Igual que declaro que Preámbulo del universo de Alberto Pino es la novela más disruptiva que he leído del año, también creo que es la que mejor final tiene. Y aquí me vais a echar a los leones porque no puede haber un final más ambiguo. Cada uno podría encontrar su propia interpretación. Dejadme, entonces, que retroceda un poco. Preámbulo del universo es un libro lleno de preguntas, aunque no tanto de respuestas. Quiénes somos, a dónde vamos, de dónde venimos, qué es la libertad, de dónde proceden los recuerdos,... Cada una de ellas es encarnada por un personaje que, como el autor ha descrito en una de las charlas que hemos tenido, hace lo que puede con lo que tiene. En este sentido, no podrían ser más humanos: el «destino» ha repartido unas cartas y ellos las juegan lo mejor que saben. A pesar de la simplicidad, entendida de forma positiva, con la que Alberto Pino describe cada escena, muy cerca de una estructura cinematográfica (ámbito al que está ligado el autor), es capaz de suscitar emociones en nosotros que, a veces, no están tan reflejadas en los propios personajes. De esta manera, Pino nos propone un viaje. Un viaje por el no-tiempo de sus letras. Si aceptamos, llegaremos inevitablemente al final del camino. Al mejor final del camino al que yo, personalmente, he llegado este año. Una vez allí, ansiamos las respuestas, aunque con cierta sensación opiácea tras transitar por el sueño onírico de Alberto Pino. En la última etapa, buscamos explicaciones dentro de una caverna. Y ya sabemos que en las cavernas aquello que percibimos es simple ficción. Así que yo me despojé de respuestas y me hice solo una pregunta: ¿Qué hubiese hecho yo si estuviera en la piel de Aurora? Y ese es el final.
Bajando a tierra, el final que plantea Preámbulo del universo sigue siendo tan psicótico como fantasioso como cualquier otro tema de la trama. En él, la protagonista principal deberá tomar una decisión de suma importancia para toda la humanidad y, para ello, vivirá una experiencia fuera de las leyes de la lógica del libro y del mundo. Podríamos aquí incluir teorías de la física cuántica, de la cábala e, incluso, del terror cósmico. Allá usted con sus movidas mentales (que yo practico cada vez que puedo). Pero en este cierre no hay más de lo que se lee.
Preámbulo del universo de Alberto Pino es un debut arriesgado, controvertido, incómodo para muchos lectores, pero también especial, ingenioso, exótico y con mucho magnetismo. Una novela de ciencia ficción, fantasía, realismo mágico, pulp, filosofía y hasta ramificaciones lovecraftianas que comienza con un personaje que se tiene que enfrentar a su propio yo futuro y que abrirá la puerta para otros muchos con problemas parecidos. Preámbulo del universo tiene muchas interpretaciones y una sola respuesta-pregunta final.
Aconsejo, además, hacer un par de relecturas ;)
Otras novelas que te pueden gustar:
- El arca de la existencia de José Luis Díaz Aráez.
- En la calle Mayor de Virginia Gil.
- El cuento de Dione de David Calleja.
- Oliver y las luciérnagas del infinito de Daniel Rivaya.
4 Comentarios
No es una novela que me atraiga; pero gracias por traerla.
ResponderEliminarBesos.
Pues me llama mucho la atención, parece el tipo de obra que me gusta, aunque sea el debut del autor. Pero necesito leer más reseñas antes de decidirme. Lo tendré en cuenta.
ResponderEliminarUn saludo,
Laura.
Pues aquí hay muchas reseñas... y más cosas del autor: https://www.albertopino.es/prensa/
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ResponderEliminarOn January 26th, 2011, I visited the website “The Dog House” and had it made on the internet. This is a short YouTube video download youtube to mp3 of the filming that I
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