Me acerqué a La ciencia del éxito de Santiago García Linares sin saber muy bien lo que me iba a encontrar en el interior. No conocía al autor que, actualmente, es vicepresidente del Área de Banca de Inversión de Deutsche Bank en España y tiene como pilares de vida el fitness, la alimentación saludable, el desarrollo personal y el coaching, ni tampoco tenía referencias del texto, ya que ha sido publicado hace poco. Realmente, me vi atraída por la lectura gracias al subtítulo. Me hizo mucha gracia leer eso de cuerpo de leyenda precedido por una apelación al yo interior. Me parecían dos cosas bastante opuestas: la figura corporal como algo frívolo y la introspección como algo profundo.
Debo reconocer que me ha sorprendido gratamente tanto La ciencia del éxito como Santiago García. Con el libro sentía que el autor me estaba leyendo el pensamiento. Por ejemplo, mi primer punto de encuentro con él fue en las primeras páginas, cuando relataba cómo la mente, si vive bajo el concepto de éxito, al conseguir un objetivo piensa, inmediatamente, en el siguiente. Creo que todos hemos vivido esto, en mayor o menor medida, alguna vez. Estamos constantemente impulsados hacia delante detrás de no sé qué. Así que García me dio la impresión de que tenía los pies sobre la tierra y que conocía bastante el mundo en el que vivimos. Y, creedme, que habitemos este siglo no quiere decir que seamos capaces de atisbarle en su totalidad.
La segunda sorpresa llegó al ver que La ciencia del éxito habla del estoicismo, una corriente filosófica del año 301 a. C. Según Santiago García, si aplicáramos los principios de esta filosofía que, en muchos casos, ha sido mal entendida, tendríamos una vida más armónica. Personalmente, me encanta la filosofía y me agrada mucho ver que un escritor de un género tan importante como es el desarrollo personal, se preocupa por acercarnos a ella. La filosofía tiene mucho que enseñarnos, pero necesitamos valientes que tiendan un nexo de unión entre lo moderno y lo clásico. Una cosa es rescatar obras clásicas, como hizo Alienta también con Miyamoto Mushashi, y otra hablar de antiguos pensadores con adaptación al presente. Pienso que García lo ha conseguido, desgranando con soltura y cercanía los pilares del estoicismo y traduciéndolo a un lenguaje que podemos entender en el siglo XXI.
En lo relativo al cuerpo, esa parte que de entrada me parecía frívola, vuelve a sorprenderme tocando temas muy específicos sobre alimentación y deporte. Además, todo se basa en la experiencia personal del autor. Santiago García tiene claro quiénes son los enemigos en la dieta y, no, no son las grasas. Dejo que el lector lo descubra(no soy muy fan de los libros de alimentación, por eso en la web solo hay un libro específico titulado La dieta Q -que reseñé en los inicios del blog- y otra obra que hace bastante hincapié en aspectos alimenticios, Mímate, ama tu cuerpo. El libro de Santiago no se hace pesado al respecto). La ciencia del éxito añade tablas, rutinas de entrenamiento y pequeños menús para completar una información muy clara que bien nos podría haber llevado horas y horas de navegación y contenidos confusos por Internet o días y días de peregrinación por distintos centros de deporte o nutricionistas. Lógicamente, no hay fórmulas mágicas y no deja de ser una visión personal del escritor, pero, al menos, terminas de leer con la sensación de que has comprendido lo que se te ha explicado. Sobre todo, con La ciencia del éxito entiendes el por qué de lo que se te ha explicado, la razón, lo que hay detrás.
Una de mis partes favoritas en todos los libros de este género es la que toca aspectos relacionales: cómo nos relacionamos con los otros y los otros con nosotros. En La ciencia del éxito, Santiago García titula a este capítulo «Liderazgo» y habla de cómo influir (positivamente) en los demás. Creo que todos los consejos que da al respecto son muy prácticos, algunos de ellos relacionados con la capacidad de atracción o con comportamientos molestos que debes evitar fuera y dentro del ámbito de la persuasión, como las quejas en exceso. Y me encanta que aprender a perdonar sea uno de los puntos del capítulo.
Asimismo, la productividad también es estudiada por García para intentar conseguir más con menos y termina el libro con cuestiones de inversión que, sabiendo dónde trabaja Santiago, supongo que será una de las áreas que más controla. He leído muchos libros que prometen hacerte millonario y todos acaban en flechazo con las inversiones. Flechazos de amor, se entiende, aunque estos bien podrían ser flechazos de muerte. Algunos libros te dicen que inviertas en inmuebles y otros que juegues en bolsa. Santiago García explora, en general, qué supone invertir o, mejor dicho, qué debemos saber acerca del mundo de la inversión. Para la mayoría de los mortales, lo de invertir nos suena a fraude, ambición, bancarrota o pelotazo del bueno, pero ¿de qué forma invierten los humanos? ¿Qué impulsos les lleva a ello? ¿Cómo toman las decisiones? La decisión y la inversión están muy relacionadas y por eso Santiago García nos cuenta algunos sesgos que debemos tener en cuenta. Sobre todo, creo que García nos quiere salvar de las malas prácticas explorando, previamente, el mapa por el que nos vamos a mover, tanto mental como físico.
Por último, añadir que la forma tan clara y directa de exponer la información me ha recordado un poco a El pequeño libro que hará grande tu vida, de María Fernández, también editado por Alienta.
La ciencia del éxito de Santiago García se va a convertir en uno de mis libros de referencia porque aporta un conocimiento muy amplio sobre distintas cuestiones de la vida que te proporcionan ese cuerpo de leyenda que, a medida que lo vas descubriendo, no es tan frívolo y ese «yo» interior que tiene que ser el protagonista de aspectos tales como el trabajo, las relaciones, la salud o la actitud ante la vida. Aspirar a ser igual de exitosos, reformulando, de antemano, el concepto de éxito, tanto por fuera como por dentro.
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