La literatura juvenil levanta tantas pasiones como escisiones y, a veces, no tenemos del todo claro a qué nos estamos refiriendo cuando hablamos de este género. Bajo mi óptica, es literatura juvenil aquella cuyos personajes se encuentran en un rango de edad próximo a la juventud porque, tomar la definición de «libros creados para un público joven», me parece muy ambigua. Yo me acerco a la treintena y aún me considero joven.
Bajo el cielo de géminis es una novela de Teresa Martín que me ha sorprendiendo gratamente por un montón de razones. La primera es lo bien catalogada que está dentro del género. A los personajes les acompaña una serie de elementos, además de la edad, que nos permiten retroceder con ellos en el tiempo (si vamos un poco adelantados, como en mi caso) y sentir que volvemos a complicarnos la vida con exámenes y amores. Queda simplista dicho así y quiero advertir que la autora ha tocado mucho más temas, como la pérdida de una madre a edad temprana, pero todo ello parte de la óptica de quienes están comenzando, básicamente, a vivir y a experimentar todo un abanico de nuevas sensaciones.
Bajo el cielo de géminis es una obra de personajes. Ellos son el argumento. Están perfilados al milímetro y llegamos a aspirar hasta su olor corporal. En este caso, en donde Tobías, Elena, Pablo, Marta, Sergio, Javier, Álex y el resto de protagonistas son los responsables de darnos razones para seguir leyendo, es muy importante el buen uso del carisma. Si Tobías no achuchase a su gata Dulce cada día al llegar a casa o Sergio no impregnase cada rincón del libro con su olor a menta, la historia quedaría hueca.
El libro es un cruce de caminos entre jóvenes que están a punto de terminar el Bachillerato y otros que ya han comenzado la carrera universitaria. Desde el inicio, también, Teresa Martín nos hace una promesa: el amor adolescente puede ser complicado, pero nunca debe convertirse en algo tóxico. Y esta es otra de las cosas que más me han gustado del libro. Los personajes se enamoran de múltiples maneras y, por lo general, no son correspondidos, pero no se hacen daño. Nadie representa el papel del chico malo y nadie le corresponde como la chica buena, porque, Bajo el cielo de géminis, es una novela que le va a sentar muy bien a nuestra salud mental y emocional.
Teresa Martín también termina con las relaciones cliché. Aunque el escenario es una pequeña localidad extremeña, de la que ahora hablaré, deja a un lado los prejuicios y lo primero que sabemos sobre nuestro protagonista principal, Tobías, es que sale con un chico un año mayor que él. Esto me gusta porque lo fácil hubiese sido caer en que, al ser una ciudad pequeña, todo el mundo les mira mal o no son aceptados por su condición sexual, pero por lo pronto, tanto los padres del protagonista como su grupo de amigos ven la situación como algo normal. Y es que normalizar es esto. No hace falta escribir sobre una gran ciudad para presuponer que una pareja del mismo sexo puede darse el lote en público. Aspiramos a que en todas las partes del mundo, las más cerradas y las más abiertas, vean el amor como una decisión entre personas y no entre géneros. Así que, si me tengo que quedar con una única cosa de esta novela, es la forma tan bonita y especial con la que ha tratado las relaciones de pareja. Además, Teresa va un paso más allá y nos narra cómo Tobías llega a enamorarse de dos personas a la vez: el chico que es su actual pareja y su compañera de clase. He aquí un triángulo amoroso que rompe la norma. Y unos personajes que son capaces de gestionar su propio oleaje juvenil con respeto y aceptación.
El escenario elegido me ha robado el corazón. Se trata de Coria, una pequeña localidad extremeña que me ha trasladado directamente hasta mis raíces. De hecho, en la novela se hace referencia también a Plasencia, la ciudad donde nací. Teresa ha conseguido crear un ambiente entorno a los personajes a la par que nos ha regalado un recorrido histórico por una bonita ciudad en donde podéis encontrar hasta un manto sagrado, en concreto, el Sagrado Mantel de Coria, vinculado con la última cena de Jesucristo. ¡Ah! Y cuidado con los murgaños, que en alguna que otra parte del libro se os vienen encima :P Fascinante inmersión turística. Gracias a Teresa por describir escenas que van más allá de botellones adolescentes en Bajo el cielo de géminis.
Y llegados a este punto ya solo os queda descubrir cuál es la escena que da nombre al título. Es muy romántica, os lo advierto. Y Tobías, por fin, aclarará su corazón y aplaudiremos su historia (y la de todos) con mucha emoción.
Así es Bajo el cielo de géminis de Teresa Martín, un libro de amistad y dudas, sin géneros ni normas en cuanto a amor se refiere, con los exámenes y Coria como telón de fondo, y las curiosidades históricas que nos regala la autora durante el texto. Todo ello nos lleva hacia el futuro de un grupo de adolescentes que están viviendo su mejor época, aunque no sean consciente de ello.
A destacar, también, el cariño que la autora ha puesto en la edición de la obra: Tapa dura, ilustraciones interiores a todo color y merchandising de marcapáginas y postales a juego. Gracias por esto, Teresa.
1 Comentarios
No es un libro que me llame, porque yo y la romántica no nos llevamos muy bien, pero me gusta que no sean relaciones tóxicas y que el triángulo amoroso sea distinto. Con lo que no coincido es con tu visión de "literatura juvenil", pues De acero está protagonizado por jóvenes y sus problemas y lo considero narrativa adulta por el lirismo y complejidad de la prosa y la profundidad de los temas que trata, además de otros factores. Para mí, la "literatura juvenil" incluye obras dirigidas a un público con poco bagaje lector. Normalmente suelen ser jóvenes, de ahí el nombre, pero no necesariamente.
ResponderEliminarUn saludo,
Laura.
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