Hola, queridos seguidores. ¿Habéis visto que solito tan primaveral empieza a aparecer en nuestro cielo? Entran ganas de salir a la calle, dirigirse a un parque y montar sin preocupaciones en algún columpio. Pero como yo no tengo tiempo de hacer eso, al menos os traigo una sección donde relajarnos y alimentar a nuestro niño/a interior: Baby Reina.
Esta sección es muy especial porque siempre he disfrutado sosteniendo cuentos y libros infantiles entre mis manos. Es por ello que he decidido reseñar algunas joyitas de la literatura para peques y no tan peques de la Corte Lectora. Y me estreno gracias a Boolino Books, una editorial donde encontraremos un montón de libros de calidad para los reyes y las reinas más chiquitines de la casa.


Hoy presento un libro muy especial. En la sociedad en la que vivimos, los niños y los adultos necesitamos este tipo de lecturas tan poéticas y decisivas. ¿Recordáis cuando leísteis El Principito? Para muchos supuso un antes y un después porque nos abrió los ojos a una realidad nueva, invisible. Tic-Tac. Cuatro Cuentos y  un Secreto tendrá el mismo efecto. Doce golondrinas revolotearán en nosotros tras la lectura y ya nada volverá a ser como antes. Pero, por favor, comencemos por el principio.


Esta es una lectura que habla sobre relojes ("¿Y no será que habla sobre el tiempo, Eva?" No nos precipitemos). Lo primero que nos encontramos es precisamente con la descripción de un reloj de muñeca, un objeto aparentemente fútil, simple y ordinario. Lo que no sabemos es que este instrumento nos revelerá el secreto que contiene esta gran historia. Nuestro protagonista, un niño de 12 años, se ve en la necesidad de narrarnos cuatro cuentos para poder desvelarnos este secreto, y la manera en que lo hace hará que nos volvamos a enamorar de todo aquello que, como ya dijo el Principito, es invisible a los ojos. 

Para mí, la principal enseñanza de Tic-Tac. Cuatro Cuentos y un Secreto, tiene que ver con el paso del tiempo y el ciclo de la vida (que incluye, ineludiblemente, la muerte). Por tanto, es una lectura ideal para hablar sobre ello con los niños y los mayores que se presten. Los elementos que marcan este proceso imparable no son sólo los relojes, sino también los lazos intergeneracionales que aparecen en la lectura. 


Pero no sólo esto nos recuerda el paso del tiempo, también lo hacen las golondrinas que se van, los amigos que se despiden, las personas que crecen. El relato manda el mensaje de que incluso dentro de un mismo día, nacemos y morimos, crecemos y decrecemos, avanzamos y retrocedemos. Y no es sólo poesía, también es historia, o mejor dicho, cuento. Nuestro niño de doce años tiene un abuelo relojero que inventa relojes que no funcionan, tiene tres enemigos pelirrojos, y su pájaro preferido existió hace millones de años. Es la historia de un niño, y ellos siempre narran mejor que los adultos. 

Ilustración de Eugenia Abalos

Por otro lado, me encantan las historias que nos permiten ver más allá. ¿Alguna vez os habéis parado a pensar que los relojes no hacen tic-tac? Los relojes hacen «tic-tic», o «tac-tac», pero nunca una mezcla de ambos. Es nuestra mente quien lo mezcla. Estas y otras reflexiones nos robarán un suspiro, y nos devolverán a la realidad: ¿en qué estamos invirtiendo nuestro tiempo que no nos permite descubrir cosas así de fantásticas? Quizás para un economista conocer el sonido exacto que hace un reloj le es un tema sin importancia, pero si queremos ser adultos de verdad, tenemos que rodearnos de cosas verdaderas. Pero avancemos, pues estas reflexiones no es lo único que quiero resaltar.

Hay más. Están las ilustraciones de Eugenia Abalos, un placer para la vista. Y están todas y cada una de las metáforas de Diego Arboleda. Un cementerio de relojes parados, golondrinas que parecen números romanos, perros que en vez de ladrar dicen "¡perro!"... Una sensibilidad exquisita que es la que yo quiero para mis hijos, mi familia, mis amigos, mis vecinos, mi mundo. Así quiero que todos veamos el mundo, así quiero que mis seres queridos despierten su imaginación.


Y no me demoro más. Es un libro recomendado para niños mayores de 10 años (aunque bien trabajado creo que se podría compartir con niños de menor edad) o cualquier persona que alguna vez se ha enfrentado al tic tac del cocodrilo que persigue al Capitán Garfio. De hecho, si me permitís el título, como psicóloga lo recomiendo de lectura obligatoria en cualquier día de lluvia o sol, bajo manta o en la playa, entre amigos o en la intimidad. Los humanos tenemos que empezar a hablar sobre el tiempo, y sabéis que  no me estoy refiriendo al meteorológico. 

Sólo puedo decir, ¡gracias!


Foto realizada por La Reina Lectora

¿Qué os ha parecido? ¿Os gusta mi nueva sección? ¡Tic-tac, mis reyes y reinas! ¡Invirtamos el tiempo en cosas bonitas!