Ha llegado el momento de reseƱar este libro tan sonado y que ya ha pisado la gran pantalla: Ciudades de Papel. Es mi primer acercamiento a John Green.

La verdad es que he estado rehuyendo de este autor. Sin embargo, tuve la posibilidad de adquirir este tĆ­tulo y decidĆ­ leer la sinopsis para saber de quĆ© trataba. Sencillamente, cuando quise darme cuenta, ya tenĆ­a el libro entre mis manos y lo estaba devorando. El argumento no tiene precedentes en mi recorrido literario. 


El argumento que plantea este libro es totalmente diferente a lo que estamos acostumbrados a encontrar dentro del género juvenil. Realmente no puedo comparar este argumento con nada que haya leído anteriormente. Es una trama inteligente (muy inteligente), metafórica y divertida.

La forma en que se narran los acontecimientos es muy fresca y amena, los capítulos van pasando entre escenarios muy cercanos a la realidad del lector joven y situaciones irónicas del día a día. Ayudan muchísimo los personajes en esta tarea, pues todos cumplen un papel fundamental, y son muy agradables como compañeros de viaje (quienes hayan leído el libro, entenderÔn este guiño perfectamente). Los mismos personajes nos sorprenden a lo largo de la trama, pues algunos se pondrÔn de nuestra parte, cuando pensÔbamos que no era posible tal cosa. Pero hay dos de ellos que son nuestra clave. Margo Roth Spiegelman y Quentin, dos lados de una misma moneda, pero dos partes independientes al fin y al cabo. Si sale cruz, es imposible que también salga cara. Estoy segura que durante la lectura, todos hemos deseado un poco ser alguno de estos dos personajes.

Es una historia muy culta, pues los hilos que la van moviendo son una oda a la poesĆ­a, la mĆŗsica, el arte de viajar, el conocimiento, la escritura y las curiosidades de la vida. De hecho, las ciudades de papel son el punto cĆŗlmen de las curiosidades de la vida.

Una historia asĆ­, sin precedentes en muchos casos y tan bien hilvanada, requerĆ­a un final brutal. Sin embargo, el final es flojo. Pero no podemos culpar al autor por este hecho, aunque nos quedemos con un sabor neutral cuando leamos las Ćŗltimas pĆ”ginas. El libro, justo en el final, se ha convertido en la idea principal que ha querido transmitirnos el autor a lo largo de la lectura: las cosas se disfrutan mĆ”s cuando las planeas que cuando las estĆ”s haciendo por fin. AsĆ­ pues, queridos lectores, hemos disfrutado mĆ”s de la bĆŗsqueda de Margo que de la resolución final de Margo Roth Spiegelman.

Por último comentar que para mí este final es abierto. No queda claro qué ocurre realmente en el último segundo. Muchos lo han interpretado de una manera, quizÔs porque en el cine se da a entender con mÔs claridad esa idea (no lo sé porque no he visto aún la adaptación cinematogrÔfica). Pero quiero pensar que la duda, los sentimientos y que otros muchos elementos de la escena final la convierten en una brecha donde todo puede ocurrir. Así que disfrutemos también de todas las posibilidades que pueden pasar en la última pÔgina.