Siempre he creĆdo que los libros tienen vida y, arriesgĆ”ndome a que me tomĆ©is por loca, os aseguro que he visto libros que desaparecen para que no los leas en cierto momento y libros que aparecen como por arte de magia para que los leas en ese momento. ¿CĆ³mo llegan hasta allĆ? O... ¿CĆ³mo desaparecen de ahĆ? Nunca lo sabremos. Las cuatro esquinas de mi pasado, de Alaitz Arruti, ha estado huyendo de mĆ estos Ćŗltimos aƱos. Me reencontrĆ© con Ć©l una maƱana de domingo. Llevaba una semana de vacaciones en casa de mis padres, y la noche del sĆ”bado, habĆa estado cazando estrellas fugaces con algunas piezas de, tambiĆ©n, mi pasado. Estuvimos hasta tarde mirando el firmamento y el domingo me levantĆ© con mĆ”s sueƱo que vida. AsĆ que decidĆ dar un paseo por mi biblioteca y hacer recuento de libros cuando la novela de Alaitz apareciĆ³. Por un momento, me pareciĆ³ ver que su lomo sobresalĆa mĆ”s que el resto, como si ya estuviese preparado para saltar desde la repisa de la estanterĆa. Lo cogĆ antes de lo que hiciese, claro, porque si algo odio en esta vida, es un libro con el lomo daƱado. Lo abrĆ allĆ mismo, y no lo volvĆ a cerrar hasta que el dĆa llegĆ³ a su fin.
No he podido quitarme de la cabeza, durante toda la lectura, la idea de que la obra parecĆa escrita por el director de cine Alex Holdridge. Ese tono en primera persona, que se mezcla con la propia vida de la autora, jugando al despiste, y ese recorrido emocional que hace la protagonista, Elena, hacia su pasado, pero desde un permanente presente (el dĆa de su cumpleaƱos), me ha trasladado a las pelĆculas de este director. En concreto, la personalidad de Elena, me conectĆ³ de inmediato con Buscando un beso a medianoche, y me llevĆ© una grata sorpresa al descubrir que la tercera esquina del pasado era una historia muy parecida a la que ocurre en esa pelĆcula (salvando las distancias).
Alaitz mantiene durante toda la obra una especie de prosa poĆ©tica que ya desde el inicio te empieza a atravesar. Es un relato Ćntimo en donde pareces tener una conversaciĆ³n directa con la autora. No es una historia de amor, sino de vida, y esto, hablando de amores pasados, es difĆcil de conseguir. La protagonista del libro nos hace un recorrido por cuatro de sus amores del pasado y nos cuenta cĆ³mo estos han influido en su vida... Pero lejos de ser un libro romĆ”ntico, es un libro en donde el eje sigue siendo ella, Elena, y lo que va cambiando Elena tras el paso de estas relaciones.
Cuando leĆ el libro, en aquel domingo somnoliento, supe que Alaitz podrĆa conectar casi con cualquier persona porque todos nuestros pasados tienen esquinas. Lo que no sĆ© es si todos hemos gestionado y procesado estas esquinas con el talante con el que lo hace Elena. Por eso, las lecciones que va dejando la protagonista del libro, bien podrĆan ser lecciones propias. A mĆ me bastĆ³ un solo dĆa para recorrer su pasado y el mĆo, y deleitarme con la mĆŗsica de las palabras de esta autora.
Como me gusta ser agradecida con los libros que me aportan cosas bonitas, ya he echado el ojo a las otras dos novelas de la autora: La castaƱera y Siempre, todavĆa. Y siempre en papel, claro, porque no he parado de subrayar (a lĆ”piz, relax) frases de Las cuatro esquinas de mi pasado.
2 Comentarios
Me alegro que te haya gustado pero no lo veo para mi, lo dejo pasar.
ResponderEliminarSaludos
¡Hola!
ResponderEliminarEste tĆtulo por si solo llama mucho la atenciĆ³n, y no te pienso tratar por loca los libros tienen vida propia, si la historia parece una pelĆcula tiene que ser algo impresionante. que no sea romĆ”ntico pero que se vea en la protagonista como influye en ella cada relaciĆ³n y el desamor y como le hace evolucionar ha tenido que ser una montaƱa rusa de emociones.
Nos leemos.
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