Hoy contamos con la colaboración del escritor José Zoilo Hernández para averiguar cómo escribir una novela de ficción histórica exitosa. Debo confesaros que relanzar este artículo es un poco trampa, porque ya lo tenía escrito desde 2017, sin embargo, tras el éxito de la trilogía de José Zoilo con Ediciones B, vuelvo a actualizarlo. 


José Zoilo autopublicó El Alano, una novela de ficción histórica, en Amazon sin ningún tipo de marketing ni promoción. Para su sorpresa, la obra tuvo muchísima repercusión, llegando a posicionarse y a ser leída y valorada por los usuarios de la plataforma. Posteriormente, los derechos de la obra fueron adquiridos por una importante editorial, Ediciones B, y llegó así, por fin, a las librerías de toda España.

José Zoilo me concedió en 2017 el honor de llevar a cabo un plan de marketing para su obra del cual surgieron otras interesantes acciones conjuntas como esta publicación que hoy os vuelvo a compartir. En este post, el autor nos contará qué debe tener una buena novela de ficción histórica basándose en su propia experiencia. Además, he añadido unas nuevas preguntas para que nos hable de su nueva aventura editorial. 


¿Cómo escribir una novela de ficción histórica?


 


En primer lugar, quiero agradecer a La Reina Lectora este espacio que me ha cedido en su magnífico blog para hablaros sobre uno de mis temas favoritos. Así como la interesante -a la par de difícil- cuestión que me ha planteado.



Sí, me encanta la novela histórica, y me encanta prácticamente desde que tengo uso de razón. ¿Por qué? Es una pregunta a la que no me resulta sencillo contestar, por lo evidente que es para mí: forma parte de mi identidad, de mi idiosincrasia. Por ello, escribir el siguiente post me va a costar más de lo que había pensado, pues tendré que analizar las razones por las que me resisto a abandonar la sección dedicada a la novela histórica de cualquier librería que visito, y la alquimia que consigue que cierre el libro que finalmente he escogido con un suspiro de satisfacción.

¡Vamos a intentarlo!

Una novela histórica... ¿Y por qué no fantasía? También disfruto con una buena novela fantástica; en algunos casos, el worldbuilding creado por sus autores es tan rico, tan coherente y bien construido, que podemos entender su propia lógica, por ajena que esta resulte a la realidad; la percibimos mientras leemos, y no deja cabos sueltos. Pero las novelas históricas tienen algo que, a mi entender, no pueden aportar aquellas ambientadas en mundos imaginarios: nos hablan de nuestro propio pasado.



¿Qué permite que en una novela ambientada en un determinado período histórico tengamos esa misma sensación de pulcritud y coherencia, de que todo encaja en su lugar? Pues el importantísimo trabajo de documentación previa que es necesario realizar. En mi caso, tardé el mismo tiempo en documentarme sobre la época en cuestión (y eso que no me resultaba ajena, ni mucho menos), que en escribir los tres libros (más de 1000 páginas de word) que componen Las cenizas de Hispania: un año. Un año entero en el que disfruté casi tanto como en el que estuve escribiendo. Un año en el que, en cada viaje que realizaba, trataba de incluir una visita a los escenarios que quería reflejar en las novelas. Nunca antes había tenido que solicitar tantos libros descatalogados o “raros” en las librerías de mi ciudad. En este tiempo, tienes que poder hacerte a la idea de cómo sería la vida en la época que has elegido: no solo el aspecto de sus ciudades, de sus campos, de sus casas y de sus gentes, sino también sus comportamientos, sus miedos, sus esperanzas. 


Personalmente, si alguna vez escribiese una obra también me gustaría visitar los escenarios que voy a recrear (si estos existen). Además, sería la parte que más disfrutaría. Y aunque a veces es necesario acudir a libros para documentarse, intentaría extraer la mayor información posible "in situ", ya sea por medio de los habitantes del lugar o por lo que me transmiten sus estructuras. Recapitulando: una buena novela histórica debería tener un contexto histórico real y bien documentado.

¿Y qué hacer con todo ello una vez has revisado por uno y otro lado y ya posees toda la información necesaria? ¿Un libro de historia? NO. Más difícil todavía: llega por fin el momento en el que fundir los conocimientos de la época con la historia “de ficción” que quieres mostrar, algo que no resulta tan sencillo como pudiera parecer. El primer objetivo debe ser crear una novela atractiva al lector, que enganche, que posea intriga, acción y emoción. Y, siendo justos, para la mayoría de la gente eso no lo ofrece un libro de historia: debemos encontrar el “número áureo” que permita transformar este mundo teórico, repleto de datos, en una historia que sintamos real, con unos personajes con los que podamos empatizar mientras les ocurren cosas extraordinarias, pero posibles. Hay que mostrar, más que contar, y hallar el equilibrio preciso para que todo fluya sin abrumar con datos al lector. Una de las mayores satisfacciones que he encontrado es que me comenten, tras haber leído “El Alano”, que ha despertado su curiosidad por conocer con mayor profundidad la época en la que transcurre, o que han aprendido cosas interesantes sin apenas ser conscientes de ello.


Cuidar la credibilidad.


Hablo por mí, pero otros apasionados de la novela histórica también me lo han comentado: tendemos a ser extremadamente exigentes en nuestras lecturas, y podemos desilusionarnos cuando encontramos algún error histórico de consideración en la ambientación o la trama que reste credibilidad al conjunto del texto. En este artículo de mi blog tienes un resumen de las diez categorías principales de errores a evitar, cuando escribes novela histórica. 


¿Qué debe tener una novela histórica?


Pues me temo que esta pregunta puede tener tantas respuestas como lectores. Incluso a la misma persona puede apetecerle más un tipo u otro de lectura según conecte con su momento vital. Acción a raudales, batallas épicas, amores imposibles, o una descripción reposada de la vida cotidiana o los retos a los que se enfrentaban en una época concreta; todos pueden ser elementos a mezclar en cantidades variables en función de la historia que persigamos construir, o que nos apetezca disfrutar.

Un aspecto fundamental, como en toda novela, son los personajes: carismáticos, complejos, “reales”. Y me temo que en el caso de la ficción histórica debemos añadir aun un requisito más: su comportamiento, valores y fisonomía deben ser coherentes con la época. Y, a pesar de que su código ético incluya aspectos que hoy en día nos resultan intolerables, no podemos cometer el error de trasladar nuestros propios principios a los protagonistas, ni juzgar el pasado con los ojos del presente. Conseguir que, a pesar de todo, podamos empatizar con esos hombres y mujeres, conocer por qué reían y lloraban, qué ambicionaban y qué temores albergaban, cómo amaban... es un trabajo digno para el lucimiento de un buen “psicólogo histórico”.
Y, por último, la nota histórica. Debo confesar que comienzo cualquier novela por esta parte. Sí, por el final; es una manía que tengo desde hace muchos años. Cuando una novela histórica no tiene este apartado, mi probabilidad de enamorarme de ella al primer vistazo disminuye sensiblemente. ¿Por qué? ¿Qué nos aporta la nota histórica para que sea tan importante? Desde mi punto de vista, es el arnés en el que se soporta el peso de toda la novela. En ella, debemos encontrar una aclaración de qué partes son basadas en la realidad y cuáles totalmente ficticias, la explicación a las decisiones que se han tomado dentro del marco histórico, e incluso las pequeñas licencias que el autor se haya tomado. 


Si quieres saber cuáles son mis novelas históricas favoritas, te invito a visitar mi blog, Letras con historia. Estoy empezando a realizar una serie de artículos en los que hablo de los autores y autoras que considero imprescindibles junto a sus novelas más emblemáticas.



Para terminar, una frase que muestra el escritor Fran Zabaleta en su Twitter y que me encanta: «Enganchado  a la novela histórica hasta las trancas; chapeau».

Vuelve a estar La Reina al aparato. Como veis, José Zoilo no sólo es un apasionado de la historia, sino también un escritor que ha sabido combinar el corazón y la cabeza para crear una obra coherente y a la vez, sorprendente. A mí, tras esta maravillosa exposición, sólo me queda felicitarle y animaros a todos vosotros a que leáis su primera novela histórica: El Alano. Las Cenizas de Hispania I, que como ya os he comentado, será publicada este mes de abril por Ediciones B.

Y para terminar, ¿qué os parece si le pedimos a José que nos cuente cómo ha sido el salto de la autopublicación al mundo editorial?



1-. Cómo ha sido el paso de la autopublicación a publicar con una editorial como Ediciones B:

Puedo decir con sinceridad que me considero tremendamente afortunado. Mi experiencia con la autopublicación ha resultado muy positiva, tanto con respecto a las personas que he conocido y me han acompañado en este camino (tanto autores como blogueros literarios, ilustradores y otros profesionales relacionados con este mundillo...) como en cuanto a la excelente acogida que tuvieron las novelas entre los lectores a los que llegué a través de Amazon. Sin embargo, siempre tuve la impresión de que, realmente, el público objetivo, los lectores habituales de novela histórica (como yo mismo) no se encontraban ahí. Así que recibir la llamada de una editorial tan importante como Ediciones B, auténtica referencia para los amantes del género durante tantísimos años, supuso no solo una oportunidad única (e inesperada para un autor novel), sino un sueño hecho realidad. Compartir catálogo con algunos de mis autores favoritos desde mi adolescencia (Gisbert Haefs, Lindsay Davis...) es una sensación difícil de describir.

2-. ¿En qué crees que se han fijado para apostar por tu obra?

Cuando comencé a escribir El Alano, mi primera novela, y aunque nunca imaginé el recorrido que finalmente ha tenido, me propuse darle forma a una historia que a mí, como lector, me hubiera gustado encontrar en las librerías. Para ello partí de dos premisas principales: que el rigor con lo sucedido en la época fuera una de las señas de identidad de la novela, y que los personajes resultaran tan sólidos como humanos, de manera que un lector tan distante en el tiempo pudiera identificarse con ellos. Además, considero que otro punto fuerte es el que los hechos se sitúan en una época poco explotada en el ámbito de la novela histórica, pero aun así muy atractiva. Todos podemos tener una idea de lo que acontecía en este momento en la Britannia de Arturo o en la propia Roma, pero poca atención se le ha prestado a lo que supuso esta época, plagada de conflictos étnicos, sociales, religiosos y militares, en el devenir de la península ibérica en los siglos posteriores.

3-. ¿Qué les puedes decir a otros escritores cuyo sueño también es publicar con una gran editorial?


Cada caso es un mundo, y probablemente mi experiencia particular no resulte extrapolable a otras circunstancias. Pero lo que sí puedo decir es que he ido consiguiendo, poco a poco, un montón de cosas que he oído cientos de veces que eran absolutamente imposibles. Así que el único consejo que puedo dar es que escribáis lo que os gustaría leer, dedicándole el tiempo y el esfuerzo (tanto en la planificación como en la propia escritura) suficientes para convertirlo en algo de lo que realmente os podáis sentir orgullosos de mostrar, y que avancéis paso a paso por vuestro propio camino.

Muchas gracias de nuevo a José por todo lo que aporta en este blog. Muy pronto tendréis la reseña de El Alano.